Para que un vino pueda ser considerado ecológico tiene que cumplir ciertos requisitos y controles reglamentarios de cultivo y elaboración que le permitan entrar en la Denominación Genérica “Agricultura Ecológica”, en la categoría Vino ecológico, distintivo que el consumidor encontrará en la botella.
En primer lugar, en lo que se refiere al cultivo, se emplean abonos orgánicos naturales, preferentemente de origen vegetal y de residuos del propio cultivo, quedando prohibido el uso de abonos minerales, de herbicidas o la quema de rastrojos. Para el tratamiento de enfermedades de la viña, está autorizado el azufre y el caldo bordelés, mezcla de sulfato de cobre, cal y agua, pero no la utilización de plaguicidas. Todo ello, encaminado a cuidar el medio ambiente y mejorar las propiedades del terreno. Y en cuanto a la elaboración, la fermentación tiene que ser con levaduras naturales, la clarificación también, mientras que para la conservación y corrección de la acidez, la adición de anhídrido sulfuroso y ácido tartárico respectivamente, ha de ser en dosis muy pequeñas.Son cada vez más las bodegas del territorio español que se suman a esta manera de elaborar y entender el vino.
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